miércoles, 1 de diciembre de 2010

La batalla de la fe

La sabiduría que viene de Dios

Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. (Santiago 1:2-8)

¿Se ha sentido usted alguna vez como si su vida cristiana se meciera de un lado a otro, como un péndulo entre la fe y la duda? Este es un problema bastante común, especialmente cuando enfrentamos situaciones difíciles. Aunque sabemos lo que dice la Biblia, nuestros sentimientos nos dicen algo totalmente diferente.

La pregunta no es si experimentaremos esto o aquello, sino más bien cuánto tiempo permaneceremos en un lado u otro. Tres factores determinarán si nos inclinaremos hacia la fe o la duda: la fortaleza de nuestra fe en el momento de la prueba; nuestra percepción y comprensión de Dios; y nuestra experiencia con el fracaso o el éxito en las pruebas anteriores, en particular las de la misma naturaleza.
 
Para ayudarle a crecer en la fe, es importante que usted cambie no solo su enfoque, sino también su manera de pensar y de escuchar. Fije su mente en las promesas de Dios, no en la dificultad de su situación.
  • Confíe en su naturaleza divina, no en sus sentimientos en cuanto a las circunstancias.
  • Trate de ver la dificultad desde la perspectiva del Señor, en vez de darle su propia interpretación.
  • Escuche al Espíritu Santo, no a las mentiras de Satanás.
  • Recuerde la fidelidad del Señor en el pasado, en vez de obsesionarse en sus fracasos anteriores.

La clave para tener una fe firme está en creerle a Dios a pesar de la situación. Solo entonces será posible someter los sentimientos naturales de duda, ansiedad, temor, ira o confusión, a lo que sabemos que es verdad: que el Señor es fiel y nos dará su ayuda en todas las situaciones.

No hay comentarios: